martes, 27 de mayo de 2014

CUIDADO CON EL SOL



Tomar el sol directamente, sin protección solar, ayuda a nuestro organismo a producir vitamina D, necesaria para prevenir el cáncer y las caries, los derrames cerebrales, la diabetes, las enfermedades cardíacas o la demencia y está relacionada con la hipertensión. Mejora el tratamiento de enfermedades de la piel y nos revitaliza, ayuda a absorber el calcio en los huesos, y su carencia nos puede conducir a la osteoporosis en adultos y al raquitismo en niños, además de cuadros depresivos en zonas donde pasan largas temporadas sin apenas rayos solares.
Apple ha creado incluso una aplicación llamada "Dminder" para ayudarte a controlar la cantidad de vitamina D que generas, y así puedas mantenerte en niveles sanos. (3)

Durante el embarazo, ¡pon tu barriguita al sol!!! 
Te interesa saber que la luz es clave en el normal desarrollo de los ojos de los bebés, porque el ojo del bebé necesita luz para formarse correctamente, y la exposición solar durante el embarazo reduce el riesgo de ceguera congénita. También que la falta de vitamina D se asocia a problemas del habla en los niños, y que se relaciona el nivel de vitamina D en los bebés recién nacidos con el desarrollo de su sistema inmunológico.

El cuerpo produce la vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol y apenas se encuentra de forma natural en los alimentos y aun encontrándose (láctos grasos, el pescado, las ostras o los cereales), suele ser insuficiente. 
Con 10 o 15 minutos de exposición directa al sol tres veces por semana, tenemos suficiente para producir la cantidad necesaria de vitamina D que necesitamos. Pero en verano, la exposición prolongada y a pleno sol puede resultar peligrosa: insolaciones, quemaduras, envejecimiento de la piel y a la larga, melanoma (cáncer de piel). Por estos motivos es necesario que tomemos el sol con precaución.
Aun son muchos los que argumentan que "antes nos pasábamos el día al sol y nunca nos pasó nada", pero no tienen en cuenta que ahora la capa de ozono que nos protege de los rayos dañinos tiene un agujero inmenso y que la zona que aun no está agujereada se ha adelgazado peligrosamente. Eso quiere decir que ahora no tenemos la protección que teníamos antes: por favor, no seamos inconscientes.

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Los niños son especialmente sensibles a las altas temperaturas y a las quemaduras solares. Ellos también necesitan sus 30 minutos semanales de exposición solar directa, pero cuando aumentan las temperaturas, hemos de aumentar también las precauciones. Hemos de tener en cuenta que una quemadura de sol en la infancia aumenta notablemente el riesgo de padecer melanoma, motivo de más para esforzarnos en la protección de los pequeños cuando vayan a estar expuestos al sol por periodos más largos:
  • Evitar la exposición en las horas centrales del día (sobre todo de 12 a 15h). De 11 a 16h, es mejor resguardarse a la sombra. Tengamos en cuenta que la radiación solar es máxima en el ecuador y los polos, y que en la montaña puede aumentar más de un 20% a 2.000 m de altitud.
  • Aplicaremos el filtro solar generosamente, y al menos media hora antes de la exposición al sol y en la totalidad de la piel que, por pequeña que sea la zona, quede expuesta directamente a los rayos solares. 
  • Las zonas más vulnerables suelen ser la nariz, las orejas, los hombros, la nuca y el empeine de los pies.
  • El filtro solar ha de proteger contra los rayos UVA y UVB, y ser resistente al agua. 
  • Siempre ha de protegerse a los niños con cremas con factor de protección altos: nunca inferior a 25 en niños y a 30 en bebés mayores (*) de seis meses y renovar la aplicación cada dos horas y después de cada baño.  
  • Para obtener la protección real que nos indica el bote, hemos de renovar la aplicación cada dos horas y de forma abundante, unas 5 cucharaditas (35ml) de crema por aplicación. A ese ritmo, con una exposición solar de 4 horas diarias, un bote de 200 ml nos durará una semana.
  • Además, los pequeños deberían ir con camiseta que les cubra los hombros y gorro/gorra incluso para bañarse.
  • Hemos de asegurarnos en todo momento que se hidraten bebiendo líquidos (idealmente agua, más sana que los zumos y las bebidas refrescantes) 
  • Adecuar zonas de sombra para jugar, por ejemplo con sombrillas o parasoles.
  • Comprobar que las cremas solares (especialmente para niños y embarazadas, pero en general para todo el mundo) no contienen benzofenonas o etilhexilmetoxicinanato (filtros solares) ni conservantes como butilparaben o propilparaben en su lista de ingredientes, puesto que tienen la capacidad de imitar a los estrógenos, son disruptores endocrinos y se estudia su relación con algunos tipos de cáncer. También es aconsejable evitar las nanopartículas, que se emplean para mejorar la apariencia y textura de las cremas, ya que también se sospechan efectos negativos sobre nuestro organismo y el medio ambiente. Han de indicarse con un "nano" entre paréntesis. (1)
  • Si eres fumadora o ex fumadora, además, has de comprobar que tu crema NO contenga beta-caroteno, unos pigmentos vegetales precursores de la vitamina A que a veces se añaden a cremas o complejos vitamínicos bronceadores. Está demostrado que propicia el riesgo de cáncer en fumadores y ex fumadores. (2)
CosmeticaBio
(*)Nunca debe exponerse a un bebé menor de seis meses al sol, ni con cremas ni con ropa, así que si nace en primavera o verano casi mejor nos vamos de vacaciones a la montaña. La piel de un bebé menor de 6 meses es aun demasiado sensible y no tiene la capacidad de segregar melanina, la protección natural frente a los rayos solares. A partir de los seis meses se les puede exponer al sol, pero por espacios muy breves de tiempo y con continua hidratación, puesto que también se deshidratan con mayor facilidad.
Recordemos que además son especialmente sensibles a los golpes de calor, por lo que es necesario procurarles un ambiente fresco. 

Todo esto ha de entenderse bajo una lógica aplastante: no hay crema que proteja para pasarse el día al sol. Si no nos pusiéramos protector solar, la propia piel nos avisaría de que se está quemando y nos protegeríamos a la sombra, en un mecanismo natural de defensa. La piel clara es más propensa a quemarse, por ese motivo hay que tomar el sol gradualmente, para que nuestra piel produzca melanina que nos broncee y proteja a su vez. Pretender tostarse 'vuelta y vuelta' al sol en dos días para ponerse moreno, por mucha crema que nos pongamos, no es saludable. De hecho, las exposiciones prolongadas al sol, aunque sean con protección, siguen aumentando el riesgo de melanoma, puesto que nos confiamos de estar protegidos y nos exponemos en exceso, aumentando las posibilidades de quemaduras.
Así pues, y teniendo en cuenta que necesitamos el sol para mantenernos sanos, lo mejor que podemos hacer es tomarlo de forma gradual, con prudencia y sentido común: 10-15 minutos diarios, tres veces por semana, SIN protección solar y en horas NO céntricas (11-16h). Todo lo que exceda de esa exposición sana y necesaria, ha de ser con protectores solares, según las pautas mencionadas anteriormente. 

Como adultas, si vamos a ser muy responsables, vamos a comenzar primero con pocos minutos de exposición directa y a aumentar gradualmente el tiempo de exposición conforme nuestra piel vaya dejando atrás el blanco nuclear, vamos a hacer caso de nuestro cuerpo cuando nos diga 'basta', vamos a mantenernos hidratadas y no lo vamos a calcinar en la chicharra que cae de las 11 a las 16h, lo más saludable es exponerse al sol sin protección, por periodos cortos de tiempo. Como comentaba más arriba, el exceso de confianza en la crema solar (pasarse el día al sol) hace que su abuso también se relacione con el aumento del riesgo de melanoma. Así pues, en síntesis, lo mejor es poco a poco y por periodos cortos que no sean las horas centrales del día. Si nos vamos a pasar un poquito mas, crema. Y si son niños, mucha crema, por si nos despistamos.

Los ojos de los bebés también son importantes y no se les suele prestar la atención necesaria: los bebés deben usar gafas de sol. 
Sus ojos son más sensibles a la radiación ultravioleta, y es que el cristalino que ejerce de filtro aun no se ha desarrollado completamente durante el primer año de vida y deja pasar el 50% de la radiación UVB y el 90% de la radiación UVA. Esto puede provocar serios daños a corto y largo plazo. 

El club del bebé
Después de tomar el sol:
Tal y como hacemos nosotros mismos, hemos de bañar a los niños para eliminar el exceso de sal y/o cloro y aplicarles una crema hidratante o after sun. El aloe vera y la avena son excelentes calmantes naturales para la piel expuesta al sol. Ten en cuenta los ingredientes a la hora de realizar tu elección.

Para prevenir el melanoma, hemos de ser cuidadosos a la hora de exponernos al sol, siguiendo las recomendaciones anteriores y tener en cuenta nuestro tipo de piel (cuanto más oscura, más protección 'natural') para adecuar mejor el factor de protección. Este test puede serte útil.

¿Qué crema escoger?
Pues en este campo, de nuevo la OCU nos sorprende. Yo vuelvo a recomendar una línea de productos cosméticos ecológicos, sobre todo para los niños pequeños y comprobar siempre la lista de ingredientes de todo lo que nos ponemos en la piel: recordemos que es el órgano más extenso del cuerpo. Pero es muy interesante comprobar esta tabla de la OCU (1), donde nos hace una comparativa de varias cremas solares y curiosamente, de nuevo, las peor paradas son las más caras y además, de farmacia. 
Nota: El 'producto estrella' es la crema babaria en cuanto a parámetros de protección solar se refiere, pero nos alertan de la presencia de parabens en su lista de ingredientes y destacan las propiedades cosméticas de la Nivea Sun.

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