PADRES TÓXICOS, cómo detectarlos
En este artículo reflexionaremos sobre qué es ser un padre o madre tóxico,
a qué nos referimos cuando hablamos de este concepto y cómo evitar convertirnos
en uno de ellos o cómo evitar contagiarnos por esos que ocupan los
primeros puestos en las filas y corrillos de las puertas del cole.
¿Qué es un padre tóxico?
La psicóloga estadounidense Susan Forward los describe en su libro “Padres
que odian” como aquellos que, por diferentes
razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato,
las demandas, desde la infancia hasta la adultez.
Estos niños al llegar a adultos y como consecuencia de este tipo de
relación con sus progenitores, escribe la experta, una relación que les
ha llevado a crecer en un entorno inseguro en términos emocionales, serán
adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables.
Los padres tóxicos, así
llamados por la mencionada psicóloga, existen, aunque nos nos lo creamos. Pero
existen este tipo de padres: egoístas,
narcisistas, que sólo piensan en ellos mismos, que incluso envidian los logros
de sus propios hijos e intentan rebajarles, humillarles
minimizando sus éxitos, con tal de quedar ellos siempre por encima.
1. Agreden
a sus hijos física y psicológicamente. Utilizan el castigo físico y el
castigo psicológico de forma indiscriminada. Son los padres que dicen a sus
hijos constantemente que no valen nada.
2. Utilizan la crítica destructiva. Se trata de críticas que sólo sirven
para humillar al hijo, llenas de connotaciones negativas hacia él. Suelen
humillarle delante de los demás.
3. Se presentan como víctimas de sus
hijos. Ante los
demás, sus hijos son rebeldes, desobedientes, y maltratan a sus padres. En
muchas ocasiones justifican sus actos asegurando que sus hijos son insoportables.
4. Son padres manipuladores. Capaces de mentir para conseguir que
sus hijos hagan todo lo que desean.
5. Utilizan el chantaje afectivo. A cambio de un poco de cariño, los
hijos deben soportar el maltrato psicológico. Consiguen crear una dependencia
emocional. En algunos casos lo consiguen con exceso de cariño. En el polo
opuesto, los padres ausentes, que aportan amor a sus hijos con cuentagotas.
6. Son padres sobreexigentes. Piden más de lo que el niño es capaz
de dar.
7. Son padres dictadores. Autoritarios hasta el punto de escoger
los amigos, la pareja o el futuro profesional de su hijo. Utilizan el miedo
para controlar a los hijos.
8. Compiten con los hijos. En cierta manera, les envidian.
9. Usan las bromas 'pesadas' como ataque hacia ellos, para dejarles
en evidencia constantemente.
Padres tóxicos:
15 características que los hijos detestan
La gran mayoría de padres intentan de
manera genuina darlo todo por sus hijos y
hacer todo lo que tienen a su mano para satisfacer sus necesidades, pero incluso
lo padres con mejores intenciones cometen errores y llevan a cabo
comportamientos poco beneficiosos para el desarrollo y el bienestar de sus
descendientes.
Desafortunadamente, algunos padres van más allá que
los simples errores y realizan conductas tóxicas que perjudican seriamente el
crecimiento de su hijo y su salud emocional, porque la figura de un padre puede
marcar el futuro de su hijo y es, junto a la madre, el agente educativo más
importante para éste,
Pero, ¿cuáles
son las conductas perjudiciales de los padres hacia sus hijos? ¿cuáles son los comportamientos tóxicos de los
progenitores? A continuación puedes encontrar las 15 características más
habituales de los padres tóxicos.
1. Demasiado
exigentes
Hay algunos padres que son demasiado exigentes con
sus propios hijos y que no toleran sus fracasos. Estos padres críticos, son demasiado
perfeccionistas y esperan que sus hijos lo hagan todo bien, y piensan que la
manera de conseguirlo es recordándoles sus errores una y otra vez.
Este tipo de comportamiento
puede provocar serios problemas para sus descendientes en el futuro y, en
ocasiones, un daño psicológico y emocional que puede acompañarles el resto de
su vida. Una de las causas de esta conducta puede ser la baja autoestima del padre, un tremendo sentimiento de inferioridad e incluso una personalidad
perfeccionista.
2. Manipuladores
A pesar de que muchos padres tienen un
comportamiento ejemplar con sus hijos, hay otros que, de manera
consciente o inconsciente, tienen una actitud manipuladora y que dañan
profundamente a sus hijos, porque, en ocasiones, no pueden
escapar de ellos. Son padres que, además, suelen tener este tipo de
comportamiento con otros individuos y, por tanto, sus propios hijos sufren sus
comportamientos tóxicos también.
Las personas manipuladores
son expertas en detectar las debilidades ajenas para llevarlas a su propio
terreno de manera sigilosa. Además, suelen no detenerse hasta conseguir su
objetivo, son insaciables y suelen tener una gran necesidad de control.
3. Autoritarios, poco tolerantes e
intransigentes
Los padres autoritarios son aquellos que obligan a
sus hijos a comportarse de determinada manera sin tener en cuenta sus necesidades y emociones,
Son intolerantes e inflexibles y hacen sentir mal a éstos, mostrándose incluso
agresivos cuando sus hijos no actúan como ellos desean. Esto incluye sacar las
cosas de contexto y actuar de manera desproporcionada en muchas
ocasiones.
Son padres que muestran una
comunicación escasa con sus hijos e intentan criar niños obedientes, pero
también muy dependientes. Al ser poco afectuosos, sus hijos suelen acabar siendo
poco alegres o espontáneos.
4. Maltratadores físicos y verbales
Por mucho que a algunos de nosotros nos cueste creer
que existen padres que maltratan a sus hijos, éstos existen. Algunos de éstos emplean la violencia física en
momentos puntuales y otros más a menudo. Algunos de ellos emplean la violencia
verbal: hablando de malas maneras y propinando insultos. Los padres
maltratadores crean problemas serios en la autoestima de sus hijos y provocan
un daño que puede difícil de borrar de la memoria.
5. Demasiado críticos
Existen los padres exigentes como hemos dicho, pero,
además, también es posible encontrar padres demasiado críticos. Son padres que raramente elogian a sus hijos
y no suelen ser conscientes de que no saben que con sus reproches continuos
acaban reforzando el mal comportamiento que pretenden corregir. Criticar trae
consigo juzgar, censurar y condenar, y esto hace que los hijos se pongan a la
defensiva y respondan con hostilidad y desconfianza.
6. Poco afectuosos
Los hijos necesitan sentir el
cariño de sus padres, especialmente cuando se sienten solos. El cariño del
hogar puede ayudar a pasar los malos ratos y crea vínculos afectivos que luego
el niño aprende. Los modelos familiares que no tienen su base en el afecto y la
confianza, pueden provocar problemas en las relaciones interpersonales de los
hijos en el futuro.
7. Poco comunicativos
La comunicación es básica en
las relaciones interpersonales, porque puede evitar muchos conflictos. Pero en el caso de la relación
padre-hijo es especialmente necesaria porque puede ayudar al hijo a sentirse
querido y es
necesario para su correcta educación. Los padres poco comunicativos evitan
tener conversaciones con sus hijos y no tienen en cuenta sus necesidades. De
hecho, los padres deberían tener en cuenta no solo lo que dicen, cuándo lo
dicen y cómo lo dicen, sino que deberían ser expertos en la escucha activa de
sus hijos.
8. Culpabiliza a sus hijos de sus propios
fracasos o frustraciones
Algunos padres no están a
gusto con sus propias vidas, por ejemplo, por sentirse fracasado en su trabajo.
Como consecuencia de ello, su autoestima puede estar baja y pueden mostrarse
bastante irritables y poco pacientes. Estos padres, además, pueden cometer el error de proyectar sus fracasos en la gente que les
rodea, especialmente a aquellas personas cercanas, como sus
propios hijos.
9. Proyecta sus fantasías o sueños en sus hijos
Mientras algunos pueden
culpar a sus hijos por sus fracasos, otros pueden proyectar sus
sueños fallidos o expectativas no cumplidas en los más pequeños.
En otras palabras, pretenden que sus hijos vivan la vida que ellos no han
podido vivir. Por ejemplo, obligándoles a bailar cuando los niños no disfrutan
con esta práctica.
10. Excesivamente protector
La gran mayoría de los padres
quieren que sus hijos estén bien y se preocupan por ellos. Pero algunos padres convierten
esta conducta en un comportamiento totalmente tóxico. Por
ejemplo, no dejándoles salir con sus amigos a pasear en bicicleta por miedo a
que tengan un accidente. Esto provoca que sus hijos se vuelvan inseguros y no
desarrollen su propia autonomía, y, además, no les dejan disfrutar de su vida.
11. No aceptan sus amistades
Los padres tóxicos no aceptan
las amistades de sus hijos porque tienen expectativas de quién
deben mezclarse o no mezclarse. Ya sea porque no tienen carrera, porque llevan tatuajes o por no ser como ellos quieran que
sean. Los padres tienen que dejar a sus hijos vivir su vida.
12. Planifican su carrera profesional
La preocupación de los padres
porque sus hijos tengan la vida que ellos desean puede hacer que sus hijos acaben
eligiendo su carrera profesional en función de los gustos de sus padres.
Por ejemplo, algunos hijos pueden destacar como artistas y pueden ser felices
desarrollando su pasión, pero, en cambio, acaban estudiando la carrera de
medicina y dedicándose a algo que no les hace plenamente felices. Cada uno debe
vivir la vida en función de sus propios sueños y expectativas, no reproducir la
de sus progenitores.
13. Son egoístas
Todos hemos conocido a
personas muy egoístas durante nuestra vida, pero más complicada es la situación cuando este tipo de hábitos y actitudes
egocéntricas se manifiestan en los padres. Los padres egoístas
solo piensan en sí mismos y causan mucho sufrimiento en los hijos que pueden no
sentirse queridos. Las personas egoístas, igual que
los padres egocéntricos ,comparten algunas características.
14. Son un mal modelo
Los padres son ejemplos para
los hijos y son los modelos más importantes para su vida, porque en ellos se
ven reflejados y suelen heredar ciertos hábitos, costumbres e incluso
comportamientos. Cuando los padres no dan ejemplo
y son un mal modelo, los hijos corren el riesgo de aprender conductas nocivas.
15. No les enseñan hábitos saludables
Los hijos se ven reflejados
en los padres, pero especialmente importante es saber que los progenitores educan a sus
hijos a la hora de adoptar hábitos saludables. Los padres que
no tienen un estilo de vida saludable, mandan un mensaje erróneo a sus hijos, y
eso puede tener un efecto en su salud futura.
No solo eso, sino que, además, cuando los hijos son
muy pequeños son seres que están a merced de sus padres. Si éstos les alimentan
mal, los hijos pueden sufrir las consecuencias negativas de este
comportamiento. Por ejemplo, sufriendo sobrepeso debido los malos hábitos alimenticios
de la familia y un estilo de vida sedentario.
SOLUCIONES
1. Enfrentar
a los padres desde la perspectiva de dos adultos hablan.
2. Explicar a los progenitores con la
mayor claridad posible lo que piensas, lo que está mal en la relación, lo que
la daña, lo que hace sufrir.
3. Preguntarles si creen que hay algo que
puedan hacer para contribuir al problema que tienen ambos en esta relación.
4. Preguntarles
si existe una razón para el maltrato, para las descalificaciones, para la falta
de cariño, si es el caso.
5. Si ellos responden que la culpa es
suya y no reconocen que hay un problema, es una señal poderosa de que ellos no
quieren contribuir a tener una relación saludable.
6. Si eso no es suficiente para cambiar
el trato, limitar el contacto. Si el padre se queja, retomar la conversación
desde el punto en que le pides que cambie. Si nuevamente no lo hace, considerar
la opción de abandonar por un tiempo ese lazo sentimental dañino.